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Viaje de C.J. Citycentro a Portugal

Así hemos vivido cuatro días de aventuras por tierras portuguesas 

En 2016, decidimos instaurar la tradición de realizar un viaje cada año todo el Centro Juvenil junto. Salamanca y Ávila fueron las ciudades escogidas para inaugurar dicha tradición. El éxito fue tal, que al año siguiente nos lanzamos a conocer el norte de España. Descubrimos los encantos de varias ciudades, Burgos, Bilbao y San Sebastián, de nuevo con éxito. El año pasado, la tradición continuó hacia el sur, ya que conocimos la genial ciudad de Córdoba e hicimos una visita a nuestros amigos de Puertollano. Este año, el reto era mayor: cruzar la frontera y conocer a nuestros vecinos de Portugal.

Nuevamente, podemos concluir que ha valido la pena. Después de semanas y meses ideando el viaje, las rutas, los desplazamientos, las actividades, los materiales, las autorizaciones y demás gestiones, finalmente llegó el momento de poner rumbo a tierras lusas. La travesía daba comienzo el viernes a las siete de la mañana, con una de las clásicas instantáneas de este tipo de viajes: las escaleras del cole plagadas de familias, de mochilas y de niños y jóvenes llenos de ilusión antes de subir a los autocares.

Tras unas horitas de viaje amenizadas con películas, cantos, juegos, risas y alguna parada técnica, llegamos a los Salesianos de Évora al mediodía. Después de una rica comida para coger fuerzas, tuvimos un rato largo de juegos en el sensacional patio del colegio que nos iba a acoger durante todo el puente. En dicho rato, además de jugar, divertirnos y estirar las piernas tras las horas de bus, conocimos a nuestros amigos portugueses, muy amables y acogedores.

A media tarde, nos instalamos en las clases en las que íbamos a dormir, y comenzamos con los diferentes juegos por secciones, según la temática preparada para Chiqui, Preas y Ados. A la noche llegó uno de los momentos más especiales del viaje: nos pusimos nuestros disfraces más originales y compartimos, hasta la medianoche, una divertida fiesta de Carnaval junto a los niños y jóvenes de Évora. Una fiesta con un ambiente muy bonito, con mezcla de culturas y con diversión por todo lo alto.

El sábado iba a ser un gran día. Tras despertarnos, los autocares nos recogieron rumbo a Lisboa. Los encantos de la capital portuguesa nos esperaban para ser descubiertos. Tras hacernos una foto de grupo en el Mirador da Graça, nos pusimos manos a la obra. Cada sección se dividió en grupos para realizar una divertida gymkana a través de la cual hicimos juegos, conocimos los sitios más emblemáticos de Lisboa y descubrimos la historia de la ciudad. Tras varias horas de turismo, acabamos bastante cansados pero satisfechos por haber descubierto una bonita ciudad. La foto final, en la Torre de Belém, puso la guinda al gran día vivido. A la vuelta en Évora, fue el momento de disfrutar de una buena ducha, y realizar algunos juegos por la noche para quemar las energías que aún nos quedaban.

El domingo fue otro buen día, esta vez conociendo la ciudad que nos hacía de anfitriona. Por la mañana, fueron los peques del Chiqui quienes descubrieron los encantos de la ciudad medieval de Évora. La muralla, los jardines, las plazas, las catedrales, la capilla de los Huesos… Mientras tanto, los Preas y Ados aprovechaban para jugar y tener un rato de reflexión por grupos. Por la tarde, los papeles se intercambiaron, con juegos de patio y deportivos para los pequeños y la ruta por Évora para los mayores. A la vuelta, todos juntos celebramos en la Iglesia de Nuestra Señora Auxiliadora la Eucaristía, para dar gracias a Dios por todos los buenos momentos vividos a lo largo del viaje. Tras la rica cena, también vivimos otro momento especial. Nos juntamos en el Auditorio del colegio para ver un vídeo de fotos, agradecer al salesiano Luis Peralta su total disposición durante nuestra estancia allí y despedir el viaje como se merecía.

A la mañana siguiente, tocó madrugar para poder estar de vuelta al mediodía en Madrid. Eso sí, las risas y el buen ambiente permanecieron hasta el último minuto. Animadores, chavales de todas las secciones y equipo de cocina e intendencia hemos compartido momentos muy intensos estos días. El recuerdo permanecerá puesto que el ambiente que se genera en estas ocasiones es único. Ahora solo queda hacer dos cosas: agradecer a todos los que han puesto su granito de arena para que el viaje a Portugal haya sido una realidad, y empezar a pensar a dónde iremos en 2020.

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